viernes, 14 de enero de 2011

Promesa, ¿con condiciones?

Jesús  les prometió a sus discípulos que les enviaría “otro Consolador”, el Espíritu Santo.  Esta fue una de las promesas dada antes de su partida.  Ellos esperaron en Jerusalén esa promesa. Mientras esperaban, estaban ocupados.  ¿Ocupados en qué?  El relato de Hechos dice:
“Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos” Hechos 1:14.
Ellos oraron con intenso fervor.  Sentían su necesidad espiritual  y clamaban al Señor por la unción que los hiciera eficaces para salvar las almas.  El Espíritu Santo vino en abundancia que alcanzó a todo corazón.
¿Será que hoy hay condiciones para recibir el don del Espíritu Santo?
En primero lugar recordemos que el Santo Espíritu es un “don”, lo que sugeriría que es dado incondicionalmente (Hechos  8:20; 10:45; 11:17). Además es concedido en cumplimiento de la promesa  dada por Jesús (Hechos 1:4; 2:33).
Pero, la Biblia presenta algunas condiciones:

  •   Debe haber una entrega: nuestra vida debe estar vacía para que Él ocupe su merecido lugar.  Nuestro corazón debe estar puesto en unidad con Cristo, y nuestra vida en armonía con su obra. Al respect Pablo dice:
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en  la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”(Galatas 2:20)  ¿Cómo se da esa experiencia? El mismo Pablo dice que la presencia del Espíritu Santo, es la presencia de Cristo. (Efesios 3:16-17) 
  •   Debemos llevar una vida de obediencia: Dios vivirá sólo en el corazón que tenga la disposición de cumplir con la voluntad divina.
“Nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo el cual ha dado Dios a los que le obedecen”. Hechos 5:32 El mismo Pablo dice: “No apaguéis al Espíritu” (1 Tesalonicenses 5:11)  es decir una actitud de resistencia a la voz del Espíritu no permite gozar de la presencia del Espíritu. 
  •   Debemos tener fe:para creer que Dios acepta nuestra entrega y derrama la bendición. Pablo afirma que el Espíritu se recibe por el oír con fe (Gálatas 3:2,5) 
“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,…” (Efesios 1:13) . 
 
De este pasaje se desprende otra idea:
  •    Para recibir el Espìritu hay que estar dispuesto a recibir la Palabra: el Espíritu habla a través de la Palabra, es el que inspira a la Palabra y nunca hablará separado de ella.  Es irrazonable pretender oír la voz del Espíritu desconociendo la Palabra.
  •   Pedir al Espíritu en oración:  así nos exhortó Jesús. (Lucas 9:9-11) y esa fue la experiencia de los discípulos en los días previos a Pentecostés.
 
¿Estás quitando todos los estorbos que impiden que el Espíritu Santo more en tu vida?. Te invite a que lo pienses…
 
 

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